Elévate, elévate a intentar comprender cada situación desde un plano superior, pues cuando la visualices desde un plano superior, todo lentamente cobrará sentido. Cuando desde la materia observes pérdida, dolor, complejidad o sufrimiento, elévate e intenta comprenderlo desde el SER, y ahí verás que no hay complejidad sino más bien claridad, que no es dolor sino amor. Verás que el SER todo lo sabe, que el SER todo lo comprende, que el SER no tiene dudas, porque el SER ama en la totalidad de su SER. Y todo pronto cobrará sentido. Sentido como cobra el rompecabezas que estás armando.
Porque el rompecabezas como tal, tiene piezas bellas, piezas increíbles, piezas bellísimas, pero tiene piezas que te encantaría descartar, piezas que si las miras individualmente simplemente no te gustarían y elegirías desecharlas. Pero si las desechas, tu rompecabezas no estaría completo, pues le faltarían piezas que aunque alejadas de la belleza en su individualidad encierran belleza en su conjunto. Pues solo se ES bello en la totalidad, solo se ES en la totalidad y el rompecabezas como tal no ES si no ES en su totalidad. No podríamos anular o desechar ninguna de sus piezas, pues sus piezas todas, son igualmente importantes y no se ES sin la totalidad de ellas.
Entonces, tómalas a todas, agradéceles y ordénalas y verás como aquellas que te quedan por ordenar completarán el rompecabezas. Verás que cada pieza ocupará el lugar que le corresponda, pues la pieza ha de ser solo en el lugar que le corresponda, y de la forma que le corresponda, pues no habría sentido en colocar una pieza en su lugar equivocado.
Entonces, obsérvalas desde la magnífica presencia del SER y encontrarás la belleza en cada una para que puedan formar parte de la totalidad del SER. Obsérvalas elevándote, agradéceles, únete a ellas y ordénalas, pues desde la unificación será más fácil poder ordenarlas, porque recuerda que no sólo debes observar, sino también debes hacerte UNO con esa vibración, con esa energía que te llevará a comprender e integrar la más pura esencia. Entonces obsérvalas y luego así ordénalas, pues ya habrás comprendido el lugar que deberá ocupar en la totalidad.
Solo a través de la recolección de todas las piezas, y de la recolección de todas las experiencias y vivencias es que se podrá llegar a armar el rompecabezas. Y una vez que veas el rompecabezas completo, comprenderás la belleza que encierra cada una de sus piezas, aún también la belleza de aquellas piezas que hubieses preferido desechar. Cuando lo veas en su totalidad, comprenderás la importancia de cada una de ellas, y comprenderás que ninguna de ellas podría haber sido desechada sino más bien observada, honrada y ordenada, al unificarse con su vibración, en su lugar dentro del rompecabezas.
Y mientras tanto brilla, brilla como mereces brillar, brilla con toda tu luz, pues ese brillo, esa luz, es la que te permitirá observar e iluminar cada una de las piezas del rompecabezas, cada una de las experiencias, pues solo desde la luz encontrarás el lugar que ha de ser para cada una de ellas, pero primero siempre brilla, elévate a la magnífica presencia del YO SOY que te permitirá observar, comprender e unificarte con la experiencia desde una vibración más elevada, desde una vibración que te permitirá ubicar a la experiencia en el lugar que ha de ser, y más tarde comprenderás el motivo por el cual esa experiencia tuvo que SER en tu camino, pero mientras tanto, brilla, brilla con toda tu luz, pues solo desde la luz podrás iluminar la experiencia, su análisis, y el camino todo.
Brilla, pues cuando hay luz puedes visualizar el camino y encontrar donde ubicar la pieza del rompecabezas. Desde la luz, no hay desaciertos, sino luz. Intenta, a medida que puedas, ordenar las piezas, ordenar los sentimientos, ordenar los pensamientos, para que ellos una vez ordenados puedan SER también en la luz. Porque no se ES en la luz sino una vez que se ha ordenado en la luz. Trabaja con la luz y verás como el orden se vuelve natural, y el lugar de cada pieza, evidente.
