Había Decidido Ser Uno con el Mar

¿Ves ese arroyo? Te calma ver como corre el agua, te da calma ver como recorre su camino, te sientes a gusto viendo como va atravesando el arroyo. Pero esa agua, tan calma, tan transparente, tan bella como la ves,  viene desde lo más alto, desde la cima de la montaña, y para poder bajar con la belleza que yace en su cima, debió atravesar hasta lo más profundo de la tierra piedras, obstáculos y ramas. A veces debe ir más rápido, a veces solo le queda un pequeño lugar por el que puede pasar, a veces puede ir más lento,  pero va descendiendo, y si, cuando desciende puede que en partes esté más turbia, o puede que en partes se asemeje a su cima como es en su esencia, pero ella sigue, desciende con más velocidad, desciende con menos pero no se detiene, porque sabe que debe llegar al fondo, sabe que su agua termina en el mar, en un mar inmenso, en un mar profundo, en un mar que tiene una fuerza arrolladora, en un mar que es incluso más bello de lo que era ella en la cima.

Pero debe llegar, debe llegar, debe seguir bajando, debe atravesar, debe fluir con la corriente, no debe quedarse atascada en una piedra, debe fluir, debe seguir, incansable, atravesando piedra por piedra, puerta por puerta, y  cuando llegue al mar habrá comprendido por qué recorrió el camino que recorrió. Comprenderá por qué había decidido alimentar ese mar, comprenderá por qué había decidido ser UNO con el mar.

Pero ¿sabes qué es lo importante de esto? Que si bien el agua cuando avanza, solo sabe que debe avanzar, solo sabe que no tiene tiempo para detenerse a pensar, solo sabe que pensar no le permitirá sentir la frecuencia, la energía que le dará la fuerza para sumergirse en el mar,  también sabe en su verdadera esencia que es en el mar donde debe fundirse en la Tierra. Pues si bien conoce su belleza en la cima, sabe que solo descendiendo a la Tierra, fundiéndose con el mar, estará haciendo lo que verdaderamente había diseñado para ella.

El camino se puede volver turbulento, el agua puede volverse turbia, el suelo pantanoso, pero el agua avanza, no se detiene a pensar en el suelo. Sabe que debe avanzar. Sabe que el mar está esperándola. Sabe que cuando se una al mar, su belleza, la misma que escondía en la cima, ya no será una belleza oculta, será una belleza arrolladora, majestuosa, de esas que solo SON en UNIDAD.  

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